Que tres de los cuatro semifinalistas de un torneo de clubes en CONCACAF sean de un mismo país no es inédito pero raras veces ocurre.
Parece que estuviéramos apreciando semifinales de Copa Libertadores de América donde la hegemonía de los equipos brasileños es cada vez más notoria.
Y más extraño resulta que esas instituciones sean de la Liga de Honduras, país que terminó último en la pasada serie clasificatoria para el Mundial de Catar.
Pero la recurrente frase “esto es fútbol” parece transformarse en la respuesta mágica que buscan los incrédulos del subcontinente.
Lo cierto es que Motagua, Olimpia y Real España están ahí, en esa fase distinguida de la definición y deberán rivalizar esta semana en los primeros duelos de noventa minutos.
¿Dará la sorpresa el Alajuelense?
El único ajeno en esta mesa donde predominan los hondureños es Liga Deportiva Alajuelense, que lejos de ser un desconocido, por el contrario, representa una fuerza opositora muy cercana, tal vez con un acento casi familiar por el aporte de dos jugadores catrachos y un entrenador que estuvo al frente del inicial ciclo premundialista.
Califiquemos el rendimiento de los nuestros: Real España ha sido el más meritorio por haber superado tres etapas previas a las semifinales y eliminando a los últimos campeones de Costa Rica.
Olimpia fue el más solvente ganando con autoridad y exhibiendo una casta que nadie puede discutir y Motagua llega dejando algunas dudas sobre la contundencia que debe presentar en un torneo de esta naturaleza, pues clasificó por penales sin poder vencer a los panameños del Tauro.
Llegamos al momento clave, que les propone a los protagonistas una clara alternativa: o aciertan y ganan o se equivocan y pierden. Es fácil escribirlo, resulta bien complicado ejecutarlo.
Por encima de las posibilidades, pronósticos, deseos y ansiedades, es significativo que Honduras regrese al primer plano de la consideración regional.
¡Comportémonos como tal!