Los New England Patriots cayeron derrotados por 22-12 contra los Miami Dolphins, certificando de esta manera su ausencia en los 'playoffs' por primera vez desde el año 2009.
Hasta el momento el conjunto que dirige Bill Belichick había encadenado once campañas consecutivas accediendo a las rondas finales, lo que se había convertido en la racha más larga en la historia de la NFL.
No solo eso sino que además de ello se habían proclamado campeones de la AFC Este siempre durante el citado periodo. De hecho desde el 2003 únicamente una vez, en el 2008, se quedaron sin celebrar ese logro. Aquel año también fueron apeados de la lucha por el anillo a las primeras de cambio.
La decepción que eso produce nunca es plato de gusto para ningún equipo pero en el caso de los Patriots llega en un momento de lo más inoportuno, el curso en el que iniciaban una transición tras la salida del quarterback Tom Brady.
Emblema absoluto de la entidad sobre el emparrillado, bajo su dirección esta vivió una época dorada durante dos décadas a la que puso fin el pasado verano con su salida y posterior incorporación a los Tampa Bay Bucaneers, junto a otro ex compañero antaño de referencia como lo fue el 'tight end' Rob Gronkowski.
De esta manera dejaba tocado al vestuario, que venía de sufrir un traspiés el curso anterior al caer a las primeras de cambio en el tránsito hacia la Superbowl contra los Tennessee Titans en Foxborough.
Las circunstancias obligaban a una reconstrucción necesaria para seguir ganando pero, de momento, esta no parece haberse ajustado a lo que se espera de una franquicia que ha dominado la competición con mano de hierro en lo que va de siglo XXI.
A fin de dirigir el juego tras la salida de Brady se apostó por otro jugador con cartel como Cam Newton, referente en los Carolina Panthers pero que generaba ciertas dudas después de que las lesiones le castigaran en el 2019.
El resultado no ha sido el deseado en principio toda vez que no ha logrado ser decisivo en el juego de pase, siendo más determinante en el terrestre pero no lo suficiente como para ofrecer su mejor versión.
Los problemas en la ganancia de yardas por tierra para los de Massachusetts han ido más allá pues entre lesiones y cuestiones personales, ninguno de sus cuatro 'running backs' ha estado disponible la fase regular completa. Entre ellos Damien Harris, que termina en la enfermería el año de su explosión al igual de Rex Burkhead.
Un lastre al que se suma el mejorable rendimiento de los receptores. El wide receiver Julian Edelman, uno de los destinatarios favoritos de los pases de Brady, solo ha jugado seis partidos a sus 34 años. Mientras ni Damiere Byrd, ni N'Keal Harry, ni Jakobi Meyers han estado tampoco a la altura en ese puesto al igual que el 'tight end' Devin Asiasi.
En cuanto a la línea defensiva, también han bajado sus prestaciones como demuestra el hecho de que hasta el momento han recibido veinte puntos o más en nueve partidos de la primera fase por cuatro la campaña precedente.
Por todo ello se abre un espacio para la reflexión en los Patriots, que podrían necesitar de muchos parches para volver a lo que eran. Una solución puede pasar por el acierto en sus elecciones del próximo 'draft', si bien nadie parece ponerse de acuerdo sobre qué posición sería la más prioritaria para reforzar.
Muchos, por ejemplo, soñaban con ver allí al 'quarterback' Trevor Lawrence (Clemson). Sin embargo da la sensación de que, en el caso de haber interés, algún rival le elegirá antes al igual que podría suceder con Justin Fields (Ohio). Otros, en cambio, recomiendan orientarse hacia alguno de los prometedores jugadores abiertos que asoman en el horizonte y entre los que destaca a día de hoy Ja'Marr Chase (LSU).
A la espera de saber qué puesto ocupan, la realidad es que parecen obligados a no fallar ni ahí ni en el mercado. Al menos a priori, porque muchos olvidan que Brady fue en su día escogido en el puesto 199, cuando ya transcurría la sexta ronda.
La gloria precedente no deja espacio para la paciencia en la medida en que ha situado las expectativas por las nubes. De esta manera cumplir con ellas no será sencillo para Belichick que, pese a todo, siempre ha sabido reinventarse sobre el campo y en los despachos para seguir acumulando anillos. EFE
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