Hay récords numéricos y otros momentos que ilustran gestas sociológicas, de sensaciones. Luis Suárez recordó este domingo una inolvidable. Desde Leivinha, un brasileño internacional que puso en pie el antiguo Vicente Calderón con tres goles en su debut ante la UD Salamanca de Jorge D'Alessandro, nunca un goelador extranjero había dejado el primer día ese aroma de ilusión que siempre va asociado a un fichaje en el Atlético de Madrid.
Luis Suárez disfrutó de veinte minutos. Suficiente. Sin apenas entrenamientos con su nuevo club, el Atlético de Madrid, exhibió un poderío incontestable en el área. Dio una asistencia de gol, provocó un no penalti que tumbó el VAR, y firmó dos goles, uno de cabeza, fiel a su estilo y otro voraz que acabó en la jaula del Granada, tras un poste y posterior remate atento al rechace.
No se pudo escuchar en el Wanda Metropolitano el famoso cántico U-RU-GUA-YO, que enchufa a estos tipos recios, serios y que aman el fútbol como Forlán, Godín o Giménez, los últimos tres grandes peloteros que desde el paisito de Benedetti dejan su sello en el fútbol español. El coronavirus lo altera todo. Pero no agota los sueños. La afición del Atlético salió a pasear por Madrid orgullosa de contar por fin con un jugador que puede darle ese plus que le falta en los últimos años para alcanzar su sueño europeo. Madrid vivió un domingo plomizo y Luis Suárez puso la sonrisa a los atléticos.
Luis Suárez viene herido. Sus últimas horas en el FC Barcelona estuvieron llenas de ruido. Ruido del malo. La primera reflexión del cambio de aires es valorar a ese puñado de grandes futbolistas que tienen los clubes grandes. A veces vivir dentro de una galaxia de estrellas no deja brillar a futbolistas de fuste.
Eso le ha ocurrido a Luis Suárez. De tanto arrasar al lado de Leo Messi, el día que bajas el pistón o el equipo no funciona todo salta por los aires. El talento sigue intacto. Y con un entrenador que confíe en su repertorio, como el es caso del Cholo Simeone, el 9 uruguayo puede seguir conectado al fútbol de altura.
Llegó con su termo y su mate al estadio. A un equipo donde los uruguayos han sido y son queridos y respetados. Comienza una nueva etapa. Mejor inicio imposible. El fútbol es hermoso siempre porque concede revancha todas las semanas. Luis tiene la palabra.