Olimpia apostó a jugar al fútbol y contagió con su intensidad a un rival que respondió y lo metió en apuros en diferentes momentos.
Haciendo un recorrido mental del juego, nos encontramos con un Motagua que no se encontró con su acostumbrado fútbol por las bandas, salvo ciertas ocasiones puntuales.
Los leones apostaron a la velocidad de Edwin Rodríguez y de Michaell Chirinos, teniendo como escudo a Carlos Pineda quien regresaba justo para la máxima cita del fútbol hondureño, con un Jorge Álvarez que vuelve a dejar pinceladas de su gran calidad, con una claridad que sorprende para un jugador muy joven pero que juega como un veterano.
A diferencia de lo vivido en la primera vuelta, donde Troglio se centró en neutralizar a Motagua y evitar la derrota, esta vez con la lección aprendida, recordó que lo importante es la creación y no la destrucción y llevó a sus dirigidos a imponer su juego y al final así lograr la victoria.
Olimpia fue Olimpia, mientras Motagua preocupado por su rival no pudo llevar adelante su juego, su acostumbrada claridad en los pases largos no llegó, los cambios no dieron lo que se esperaba y al final el tiempo les comió lo que pudo ser.
Mención aparte para Edwin Rodríguez que fue el hombre del partido, lo que hizo en el 1-0 es de grandes, llegó al mano a mano y nunca perdió la calma, lo que le permitió ver el arribo de Bengtson y no buscar puerta a la ligera, mientras los zagueros del ciclón corrían desesperados, Rodríguez envió el centro "globeado" que le dio todo la ventaja al hombre de hielo que llegó solo para firmar el gol.
Y escribí mención aparte, porque en la segunda parte "robaría" la pelota y se la dejaría a Diego Reyes quien respondió a las críticas en la cancha y definió de forma fantástica para que la ventaja llegara a los 2 goles y así cerrar el juego con una ventaja que sería determinante para la victoria.
Motagua impulsado por el orgullo y la rebeldía de sus jugadores buscó y buscó, hasta encontrar el descuento, que llegó por la vía del penal, Rubilio con el gol y una celebración que lo compromete a una posible sanción.
Las Águilas han perdido pero lo han hecho con las botas puestas, mientras Olimpia ha recordado de qué está hecho, ha recordado que esto es fútbol y no palabras.