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A Héctor Vargas lo trato de 'don' porque es todo un señor y no solo por su edad (63 años). Es un señorón como entrenador y también como ser humano.
Algunos no tienen esa percepción porque se quedan solo con la imagen del tipo que va de frente, que dice las cosas, que es polémico y explosivo cuando se trata de defender a los suyos, pero no ven más allá: a la persona, al padre, esposo y amigo, que si tiene la manera de tenderte la mano, lo hace de forma desmedida.
Ese es el Héctor Vargas que conozco desde que estoy en esto del periodismo deportivo. Además he podido ser testigo, en diversas etapas de su carrera como técnico, de su trabajo, empeño, pasión, fracasos, momentos duros y otros llenos de éxitos en Honduras, donde comenzó su viaje dirigiendo a la Universidad en 1997.
Su conocimiento a fondo del fútbol hondureño lo han convertido en uno de los entrenadores extranjeros más exitosos en nuestro país. Conoce todo, desde adentro y hasta el último rinconcito. Conoce a los jugadores, sabe convencerlos y potenciarlos como deportistas y hasta como seres humanos. Eso es un don que no todo técnico posee y es por eso que ha logrado establecerse en nuestro país y construir un legado.
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Sus tres títulos de campeón con Olimpia, otro con el Marathón y además un tres copas con el cuadro merengue, lo catapultaron como un estratega exitoso en el país. Aunque para celebrar tuvo que recorrer un duro camino en distintos clubes como Vida, Platense, Hispano y Victoria.
Quizá me señalen por tanto halago sobre Vargas, pero honor a quien honor merece. A pesar de que en el camino ha tenido que librar diversos conflictos por culpa de esa personalidad fuerte que tiene, Vargas ha demostrado su enorme capacidad para manejar los grupos, camerinos y en lo futbolístico sus equipos generalmente muestran grandes atributos.
Creen en el León Vargas
Sus jugadores le creen. Creen en su discurso, en sus métodos y además lo ven como un buen líder, pues nunca los abandona. Siempre va al frente y mete el pecho por sus jugadores en todo momento.
Sus 26 años en el fútbol hondureño obedecen a una constancia en su trabajo. Nunca afloja y es por eso que ha estado en la mira de los grandes clubes del fútbol hondureño. Tras su salida del Marathón, algunos creyeron que Vargas había pasado de moda, pues no le fue bien en las últimas campañas tras hacerlo campeón en el 2018, pero al León de Formosa le falta aún mucho que demostar.
Y lo está haciendo con el Real España, donde ya dirigió ocho partidos y los ganó todos, además de conducir a la Máquina a los primeros lugares y considerarlo desde ya, como uno de los favoritos para ganar el campeonato Clausura.
Vargas sabe de sus capacidades. Se tiene confianza y confía en los suyos, es por eso que normalmente tiene éxito en sus proyectos. Por ahora las cosas van por buen camino al frente del Real España, que se ilusiona con su trabajo y espera volver a celebrar un título de campeón. La afición aurinegra está extasiada por el momento que viven y también anhelan levantar una Copa más.
Mi reconocimiento para Héctor Vargas, que insisto, más allá de ser un gran entrenador, siempre he creído que es una fantástica persona, con sus conflictos y errores, como todos, pero que siempre intenta hacer un buen trabajo.
Hoy, gracias a su buena gestión y todo el recorrido que ya acumula en el fútbol hondureño, nuevamente aparece en la mesa como una opción para dirigir a la Selección de nuestro país tras el fracaso rotundo y salida del Bolillo Gómez ¿Llegó su momento? ¿Es un técnico capacitado para tomar las riendas de la H? ¿Podría demostrar toda su capacidad a nivel de una Selección? Para mí, sí, el León está listo. Como escribió Carlo Costly: "Vaya Héctor Vargas, le habla la H".
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