Entre sus gradas de hormigón, sus grietas, el paso de 91 años a sus hombros y las incontables glorias que han pisado su césped, el Estadio Centenario de Uruguay vuelve a la escena principal de América después de que la Conmebol confirmara que albergará las finales de la Libertadores y la Sudamericana.
Este mítico recinto del fútbol mundial ha sido un emblema de la selección uruguaya, que se ha encargado de defenderlo como si fuera una fortaleza milenaria e indestructible.
De hecho, los uruguayos no han perdido ni una final jugando bajo la atenta mirada de la Torre de los Homenajes que se alza en medio de la Tribuna Olímpica.
Lo que fue un recinto del fútbol de primer nivel, que se erigió en pocos meses para albergar el primer Mundial de la historia del fútbol -que tuvo a la Celeste como ganadora-, hoy atraviesa un difícil momento.
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Muy lejos quedaron aquellas épocas en las que era un modelo para el mundo ya que hoy, casi en desuso, sus paredes cargadas de hazañas y sueños cumplidos imploran por una reforma que lo lleve a sus mejores días.
Si bien la estructura no corre riesgo, por el fuerte hormigón que ha sobrevivido el paso del tiempo, lo cierto es que desde los detalles mínimos de pintura o acondicionamiento hasta los más importantes como el terreno de juego, la luminaria o la comodidad de los espectadores, el Centenario urge de renovación.
Ahora, la gloria pisará una vez más el césped cuando los sábados 6 y 20 de noviembre se disputen las finales de la Sudamericana y la Libertadores, respectivamente.
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