“Si tienes un sueño y crees en él, corres el riesgo de que se convierta en realidad”, citó el famoso Walt Disney. Líneas que aplican muy bien al protagonista de esta historia, que dio un giro inesperado en los últimos meses, pero todo fue parte de un plan: el de Dios, según dice el mismo Francisco el Chelito Martínez.
Su historia de vida es durísima. Para llegar hasta donde pudo hacer por ahora, el viaje estuvo marcado de muchos sinsabores, es por eso que cada paso que está dando en el cumplimiento de sus metas, lo está disfrutando al máximo.
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El volante del Marathón y de la Selección de Honduras, que comanda Diego Vazquez, se dio un tiempo para conversar en Con Pineda Chacón (programa que se emite por TSI los sábados a partir de las 9:30 de la noche) y se abrió completamente. No se guardó nada y como nunca lo había hecho, contó todo sobre su vida.
El hombre que nació en la aldea de Santa Elena, en el municipio de Santa Cruz de Yojoa, tuvo que sufrir de todo para alcanzar sus sueños. Un tipo sencillo, humilde, que no olvida sus raíces, que nació en el campo trabajando la tierra desde que tiene uso de razón.
“Mi vida ha sido muy dura, desde que nací, cuando mi mamá me dio a luz, que me tuvo en pedazo de nailon, pero todo eso lo he sabido asimilar y es por eso que estoy disfrutando lo que estoy viviendo”, contó Martínez con voz entrecortada.
Y agregó: “Mi mamá me tuvo en la casa, con partera, en un pedazo de nailon y en el suelo, no había ni cama, apenas un petate, mis otros hermanos ya fue un poco diferente, al menos en camas de cabuyas”.
Dice que su amada madre sigue viviendo en el campo, allá en su querida Santa Elena y que por ahora quedó un poco triste porque uno de sus amados hijos emprendió el viaje para cumplir sus sueños. “Mi madre quedó triste cuando me vine, es una mujer guerrera, pero está feliz a la vez por todo lo que me está pasando”, explica.
Las piñas, su primer salario y el día que casi muere
Antes de su llamado inesperado a la Selección Nacional cuando era jugador de la Liga Mayor y su repentina escalada a la Primera División para jugar con el Marathón, Martínez trabaja cultivando piñas en su aldea y su vida era muy distinta a lo que está viviendo ahora.
“Es tremendo lo de la piña, todo trabajo del campo es duro. Son 8 o 9 horas bajo el sol y sin agua. A las 6:00 de la mañana me levantaba, a veces a las 5:00 am. En otras ocasiones íbamos de noche a cortar piña. Si estaba muy madura, había que cortarla. Nosotros la vendíamos por carga. Ganaba 100 a 150 lempiras, los últimos años ya trabajaba lo propio para no trabajarle a otra gente. Alquilábamos la tierra. Ahorita paré un poco, los abonos están caros y yo me fui a San Pedro Sula cuando fiché por el Marathón”, relata con mucho orgullo.
El Chelito es un guerrero, sin duda alguna. En este viaje duro por la vida también le tocó en su momento luchar para poder seguir adelante. Una hernia, cuando era un chiquitín, según recuerda, casi le quita la vida.
“Casi me muero, pero mi mamá anduvo dando vueltas para que me operaran y de paso a ella le detectaron una enfermedad. Tuvo mal de chagas, le tuvieron que poner un marcapasos en el corazón, que todavía andará por dos años más antes de renovarlo. No ha sido nada fácil”, confiesa.
Del tema económico es complejo hablar con él, pues nunca tuvo dinero a manos llenas. Viene de una familia humilde y muy luchadora.
Es por eso que ahora que vive un lindo momento como futbolista profesional, valora mucho lo que está logrando. Cuando le dieron su primer salario, Martínez recuerda que: “nunca había tenido un pago así, no me lo creía, ganaba 900 lempiras a la semana, pero ahora ya alcanza. De primer salario, había que darle lo que le tocaba a Dios, luego lo demás lo disfruté con la familia”.
Ahora, con mucho esfuerzo, hasta ya tiene su propio carrito. “Antes solo había manejado uno prestado de mi amigo Eleazar, y la primera vez que le lo dio se lo choqué, ja, ja, ja. Ahora gracias a Dios ya tengo mi carro, fue algo que siempre lo soñé”.
Sueños cumplidos y los que faltan
Diego Vazquez, técnico de la Selección de Honduras, descubrió al Chelito Martínez jugando una final por el ascenso a la Segunda División. Desde ahí todo ha ido creciendo como una bola de nieve y sus sueños se han ido haciendo realidad uno a uno. Aunque le quedan muchos por alcanzar.
“Sentía que ya se me había ido la oportunidad de jugar en Primera División, pasaba muy estresado conmigo mismo, estaba cargado porque no había logrado lo que quería, tenía envidia de la buena de mi hermano, pero para Dios no hay imposibles. Cuando se dio la noticia de Marathón, todos lloramos de felicidad”, recuerda.
Y agrega: “Si me imaginaba esto que estoy viviendo, cuando comenzaba a dar mis primeros pasos en el fútbol. Me gusta viajar con el equipo, tener una vida muy diferente del campo. Estoy más descansado, es un privilegio ser futbolista, son pocas horas de trabajo, aunque algunas veces es duro porque vivimos de resultados y más en los equipos grandes que hay presión”.
El Chelito, quien se declara seguidor del alemán Tony Kroos, dice que aún le queda mucho por recorrer, pues lo que ha logrado hasta ahora apenas es el comienzo. Ya es titular con el Marathón y además volvió a ser convocado por Diego Vazquez a la Selección, incluso podría estar en los partidos de marzo ante El Salvador en Los Ángeles y contra Canadá en Toronto, pero no todo se queda ahí.
“Tengo sueños, con la Selección y por qué no irme al extranjero, a la MLS, por ejemplo, me gusta esa Liga, paso hablando con Kervin Arriaga, me aconseja, es bueno escuchar buenas personas”, comenta.
Y añade: “Siento que puedo darles un mejor futuro a mis hijos ahora que estoy en el fútbol. Cuidarse en la vida personal, ser profesional, mi futuro es jugar mucho hasta donde Dios me permita jugar. En el fútbol cuando andas bien, todos están contigo, pero cuando no, pocos están”.
Además, adelanta que una de sus metas a corto plazo es poder ganar el título de campeón con el Marathón. “Ganar esa copa 10 que hace muchos años se anhela en el club”.
La historia del Chelito Martínez apenas suma sus primeras páginas en esta nueva etapa y ya da mucho de qué hablar. A medida avance en el viaje como futbolista profesional, seguramente más puertas se seguirán abriendo.
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